LÍMITES EN LAS RELACIONES

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Tal vez sea la rebelde que llevo dentro, pero cuando me hablan de límites en el noviazgo, lo primero que siento es vergüenza ajena. “No me digas qué hacer. Yo hago lo que quiero”. Pero cuando entendemos que los límites están allí para protegernos, que son la forma que Dios tiene de proteger nuestro corazón, alma y cuerpo, entonces todo cambia. Cuando sabes que alguien te atrae y empiezas a tener citas, es hora de pensar en poner algunos límites.

En el Cantar de los Cantares, un grupo de mujeres nos recuerda el mensaje:

"...no despertarán al amor hasta que llegue el momento apropiado." (Cantar de los Cantares 8:4).

No hay condenación en Cristo. No es mi intención regañar o juzgar a las personas. Estoy de tu lado. Sé que Dios tiene el control. ¿Cómo podemos obrar con el respeto que Dios quiere que tengamos con otros y con nosotros mismos? Dios nos da pautas para nuestras relaciones, no para ser un aguafiestas cósmico, sino para que Él pueda protegernos. Dios deja muy claro cómo debemos abordar la pureza, antes y después del matrimonio. Dios creó el sexo y la intimidad para disfrutarse dentro de la seguridad del matrimonio. Así que cuando estás casado, Él no te mira desde el cielo y piensa “Oh, no. ¿Qué andarán haciendo estos dos allá abajo?”. Después de que te casas, Él lo bendice. Él quiere que las parejas casadas sean fructíferas y se multipliquen. Procreen y recreénse.

Por otra parte, la escritura indica claramente que, antes del matrimonio, el sexo no es kosher, no está excelente. Si tenemos relaciones íntimas con alguien nos atamos a esa persona (1 Corintios 6:16). No me refiero solo a la parte física, sino también a la espiritual y emocional. Así que cuídate de no hacer algo que no deberías antes de casarte. ¿Por qué? Porque complica las cosas.

La escritura indica muy claramente que hay cosas que no debemos hacer. Siento que hay una nueva generación de cristianos que dicen “Bueno, la Biblia no dice explícitamente que no puedo hacer esto o aquello en mi relación…”. Te doy un consejo: si no estarías cómodo haciendo eso frente a tu madre, probablemente no tendrías que estar haciéndolo.

Hace poco leí un artículo sobre un grupo de chicos que vandalizaron una iglesia. Yo estaba indignada. Ni siquiera era una institución cristiana, pero no me importó porque era el lugar de culto de alguien, y lo vandalizaron. Te cuento, yo crecí en el este de Los Ángeles, la iglesia de mi papá era de barrio, y hay grafitis por todos lados. Ya estoy acostumbrada. Pero cuando leí lo que pasó en esa iglesia, que habían tirado los bancos y grafiteado sus nombres en las paredes: “Johnny estuvo aquí. Peter estuvo aquí”... Yo estaba indignada. Entonces me sentí culpable. Me molestó más que alguien se hubiera metido en un edificio que lo que me molestaba que alguien entrara en mis amigos, y que también estaban dejando marcas. Johnny estuvo aquí. Peter estuvo aquí.

NUESTROS CUERPOS SON TEMPLOS DEL DIOS VIVO.

Estoy notando un fenómeno de cristianos que tienen sexo prematrimonial. Solo porque la Biblia no dice en letras gigantes “no está bien tener sexo prematrimonial”, no quiere decir que esté bien hacerlo. Igual deja en claro que el sexo es para el matrimonio.

Así que, en tu noviazgo, pon límites claros. Decide qué es lo mejor para ti y para tu novio o novia: “no puedo cruzar esta barrera porque no sé dónde termina esto”. ¿Dios va a honrar que hagamos esto? Si bien te digo que no tengas sexo antes del matrimonio, después del matrimonio es otra historia. Dios quiere bendecir el sexo dentro del matrimonio. A fin de cuentas, a Él se le ocurrió esa idea.