He descubierto que universalmente, como humanos, nuestro mayor deseo es sentirnos vistos y escuchados, o en última instancia, “conocidos”. Cuando una parte de nosotros se pierde en lo oculto, esto no permite que seamos plenamente conocidos y, sin ser conocidos, no podemos sentirnos plenamente amados. Es cuando valientemente salimos de la oscuridad en la que hemos estado atrapados por el juicio propio que allanamos el camino para que el amor entre y derrote las mentiras que nos mantienen separados de Dios, la vida, la familia y los amigos.
Read More