NIÑOS, NIÑAS, ADULTOS Y EL PORNO
Es común sentirnos intimidados por aquellas cosas que no entendemos. El miedo a lo desconocido puede llevarnos por caminos de pensamientos que ocasionen que exageremos los peores escenarios, mientras que perdemos la esperanza de que lo bueno sea posible.
La pornografía y adicción sexual, en general, caen dentro de esta categoría. Es difícil entender que algo tan dañino mantenga a personas atadas a un ciclo vicioso donde no encuentran salida. Aun los psicólogos continúan buscando entender aquella adicción relacionada a comportamientos propios y no a sustancias externas como el alcohol o las drogas. Ser capaz de ver la destrucción que ocasiona un hábito, y aun así continuar tomando esas decisiones, es la paradoja de la adicción.
Ya que se relaciona específicamente a la pornografía y lujuria, nuestro entendimiento general parece limitado. Los psicólogos generalmente están de acuerdo de que no estamos conscientes de los efectos exactos debido a que no hay una población lo suficientemente grande que nunca haya visto porno, para que funcionen como un grupo control. Sin embargo, estamos bastante conscientes del impacto de la pornografía y la lujuria. Hay estadísticas que apuntan a que genera DE (Disfunción Eréctil), problemas profundos en las relaciones, rompe con el mecanismo de autocontrol del cerebro, y hay 300 veces más de probabilidad de divorcio cuando el porno está dentro del matrimonio, todo esto por solo nombrar algunas cosas. Entonces, ¿cómo es que podemos ver tantos resultados destructivos en algo a lo que todavía no le hemos encontrado una respuesta? Yo creo que hemos perdido la esperanza y nos hemos acostumbrado a verlo como parte normal de la vida. Esta pérdida de esperanza y la aceptación puede ocasionar que dejemos de buscar soluciones. Aun en muchos círculos cristianos, la actitud que existe respecto al porno es de: “Bueno, llegó para quedarse. Aprendamos a manejarlo.” Dios no nos diseñó para vivir intentando controlar el daño que ocasionan las malas decisiones, sino para seguir su ejemplo de santidad.
Conforme buscas encontrar libertad total de la lujuria, y tal vez del porno, me gustaría darte algunos consejos que pueden ser útiles basados en mi investigación personal, coaching y experiencia pastoral. Siendo completamente honesto, yo no soy un consejero y tampoco he sido adicto al porno. Hubo un tiempo en el que sentí que eso me descalificaba para poder enseñar a cerca del tema, pero nunca dejé de estar apasionado por el. Me he dado cuenta de que porque nunca fui adicto al porno es que tengo una perspectiva externa que no viene cargada de vergüenza y está llena de esperanza para aquellos que buscan libertad. Concentrémonos en solo un aspecto de tu sexualidad, tu introducción a ella.
Tomemos tiempo para realmente evaluar tu introducción al sexo y la serie de exposiciones que le siguieron. Las estadísticas indican que los jóvenes encuentran el porno entre los ocho y once años. Me doy cuenta de que ese rango de edad es el que coincide con cualquiera en estos últimos 30 años. Esta temprana y continua exposición ha jugado un papel en la sexualización de nuestra generación. Pienso en lo que está sucediendo en el desarrollo de la mente de los niños.
DESARROLLO DE LA MENTE JÓVEN
Se crea la sinapsis – “una Sinapsis es la conjunción entre dos células nerviosas, consiste en un diminuto espacio a través del cual los impulsos pasan a través de un neurotransmisor.” – Definición traducida de Oxford Dictionary. Entonces, ¿qué significa esto en realidad? En esencia, como niño, tu cerebro va generando conexiones basadas en tu experiencia. Estas conexiones crearon redes de creencias, hábitos y acciones que fueron construidos con tus experiencias como fundamento. Conforme más repites una experiencia, la conexión se hace más fuerte y hace más fácil seguir repitiendo esa acción hasta que se convierte en tu “2ª naturaleza”. Entre menos repitamos las acciones o las experiencias, se van debilitando las conexiones al punto de que se nos “olvida” como hacer ciertas cosas u olvidamos las experiencias. Para hacerlo más sencillo, entre más recuerdes una experiencia es que se hará más fuerte y conforme menos la recuerdes o actúes conforme a esa experiencia se hará más débil. Como niño, estás creado hábitos y construyendo conexiones de manera más rápida y fuerte que en cualquier otro punto de tu vida. Así que, conforme más temprano y más frecuente experimentes cosas como el porno, abuso y sexualidad, se sentirán más como una parte de ti. Puede realmente sentirse como, “Siempre he sentido esto, o siempre he sido así,” lo cual es parcialmente cierto. La realidad es que muchas personas en nuestra generación han experimentado una sexualización significativa en edades tan tempranas que no recordamos algún momento en el que no hayamos tenido esos sentimientos o impulsos.
Se crean caminos mentales – Conforme estas conexiones se están formando, tus neurotransmisores están disparándose en todos los niveles. “Un neurotransmisor es una sustancia química que se libera al final de una fibra nerviosa por la llegada de un impulso nervioso y, al difundirse a través de la sinapsis o de la unión, afecta la transferencia del impulso a otra fibra nerviosa, una fibra muscular, o alguna otra estructura.” – Definición traducida de Oxford Dictionary. Básicamente, es lo que le dice a tu cerebro, “esto se sintió bien, hagámoslo de nuevo.” Cuando experimentas cosas que disfrutas, tu cerebro genera una conexión; tus neurotransmisores liberan los químicos de dopamina y serotonina a tu cerebro, creando un camino mental que se sobrepone a un hábito en tu conducta. Conforme más lo haces, el camino se va definiendo y te va costando menos trabajo seguir por ahí. A medida en que se va formando el hábito, estás creando simultáneamente una dependencia a esta acción por placer, al punto de que va creciendo y se siente como que no puedes experimentar placer sin él. Conforme se fortalece, también se está convirtiendo en algo cada vez más difícil de borrar. Un ejemplo de esto es que cuando alguien es adicto a la pornografía, encuentra poca satisfacción en las experiencias sexuales reales. Esto nos ayuda a entender por qué la DE puede ser un resultado de la adicción al porno debido a que las primeras y más frecuentes experiencias sucedieron fuera del contexto del pacto, matrimonio y frecuentemente sin un humano físico. Para alguien que ha experimentado la sexualidad a través del porno o en relaciones fuera del pacto es increíblemente desafiante pasar a mantenerse íntegro y en una relación de compromiso.
Detente y procesa esta información por un momento. No cabe duda de que los hombres en nuestra generación se sienten como si fueran monstruos del sexo con un deseo sexual incontrolable. Su sexualidad se despertó años antes de cuando debería haber sucedido, y, aunque no haya sido a través del porno y quizás fue por otros medios (como imágenes, películas, videos, etc) que construyeron su narrativa.
¿Puedes imaginarte el impacto que tiene el porno y los mensajes sexuales en el desarrollo de las mentes de niños y niñas jóvenes? Con el 90% de los niños mirando porno antes de cumplir los 18, no hemos tenido la oportunidad de desarrollar nuestras mentes de manera adecuada. Una exposición tan temprana comienza a tejerse a través de cada aspecto de nuestra vida. A medida en que el porno y la lujuria van madurando por completo en nuestras vidas, impactan de formas de las que ni si quiera nos damos cuenta; ya sea en la manera en la que interactuamos con las personas y como nos vemos a nosotros y a Dios.
Así que tomate un tiempo y haz una pausa en este momento. Recuerda cuando fuiste expuesto por primera vez a la sexualidad a través de un video, anuncio, película, o incluso en la interacción con otra persona y responde a estas preguntas.
1. ¿Cómo me hicieron sentir mis primeros encuentros?
2. ¿Qué comunicaron a cerca del sexo?
3. ¿Puedo ver una conexión entre mis experiencias y los hábitos que he desarrollado?
4. ¿Es posible que este encuentro haya impactado mi deseo sexual o mi identidad?
5. ¿Cuáles han sido los efectos a largo plazo de esos primeros encuentros?
Ahora llévalo al Señor. Pídele que milagrosamente sane el resultado de que hayas sido sexualizado desde tan temprano. Es también importante que puedas verte como ese niño que encontró y descubrió la sexualidad. Remueve la vergüenza que sientes actualmente al reconocer y darte cuenta que fue un niño al que le mintieron y pídele a Dios que sane las heridas que ese niño experimentó. El comenzará a renovar tu mente cuando lleves esto ante Él. Pasa con Dios tanto tiempo como necesites.
Siendo prácticos, es importante que debilites estas conexiones mentales y las remplaces con nuevas. Este no es un proceso difícil que pueda explicarse en un breve escrito. Lo mejor que puedo hacer es recomendarte que leas, “Quién me apagó el cerebro,” de la Dra. Caroline Leaf. Ella ha creado un détox de 21 días que va a ayudarte para que hagas la cirugía cerebral que necesitas para reparar el daño. Te dejo con esto para animarte, Romanos 12:2 “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar.” Dios sabía lo que era necesario para renovar la mente y crear nuevas conexiones desde mucho antes de que la ciencia pudiera descubrirlo. Ahora que la ciencia ha comenzado a ponerse al corriente con la Biblia, ¡deja que se fortalezca nuestra creencia de que es posible! ¡Puedes hacerlo! ¡Eres increíble y la gente te quiere!