CRIAR HIJAS

“Esto es lo que sé sobre la hija de Dios: Es encantadora, inteligente y capaz. Su vida está conectada y no aislada de los demás. Es amada por Dios y odiada por Satanás. Es oprimida en todo el mundo de muchas formas. La pregunta sigue siendo: ¿En qué se podría transformar ella si se la acompaña y apoya de forma colectiva y estratégica?” – Lisa Bevere

Para todas las nuevas madres que tienen o tendrán una hija, esto es para ustedes.

¡Fue tanta la alegría cuando nos enteramos con mi esposo que tendríamos una pequeña niña! ¿Alguna vez han recibido una noticia tan buena que no la pueden mantener en secreto? Yo quería gritar en lo más alto de los edificios y a todo el mundo que a la familia Green se le añadiría una hermosa princesa. Tenía una lista larga de razones por las que quería una niña: para arreglarla, para ponerle moños, para que vistiéramos la misma ropa juntas y para ver a mi esposo tener a la “hija pequeña de papá”. La lista podría continuar y continuar; sin embargo, no fue hasta mucho tiempo más en mi embarazo que me di cuenta lo importante que es para el reino de Dios el criar una hija.

Mi esposo compró una silla mecedora gris para su cuarto y todos los días me sentaba en ella y oraba por mi hija.

Yo oraba por su:

Salud

Cuidado

Protección

Llamado

Fe

Una tarde cuando estaba orando por Charlotte, empecé a declarar palabras tan tremendas sobre el propósito en su vida y que solo podían venir del Espíritu Santo. Era como que si Dios no solo profetizaba acerca de quién debía ser ella, sino que también estaba diciéndome a mí, “Esta es quién ella es y te escogí a ti como la madre de Charlotte para que tú la discipules”. Dios no estaba excluyendo a mi esposo del camino de disciplinar a nuestra hija juntos, la función de un padre es igual de importante en la crianza de hijas, pero el Espíritu Santo me estaba instruyendo a mí en ese momento sobre cuán importante sería mi figura en su vida, ¡y vaya si no lo ha sido! Él tenía razón.

Las hijas quieren ser como sus mamás:

Ella copiará la forma en que hablas, te vistes y comportas.

Ella escucha cómo le hablas a tu esposo.

Ella presta atención a cómo le hablas a ella.

Ella ve cómo interactúas con otras personas.

Ella observa lo que haces, no lo que le dices que haga.  

Ella observa cómo oras e interactúas con Dios.

Ella solo quiere ser como tú.

El criar a una niña tiene muy poco que ver con cómo la arreglas y le pones moños en su cabello. En realidad, tiene más que ver con el formar a la próxima generación de hijas para que avance el reino de Dios en la tierra. Tu niña pasará de estudiar todo lo que haces y todo lo que dices, a ser un reflejo de cómo la has criado. Una gran parte de cómo discípulas (educas, disciplinas, crías y amas) a tu hija determinará la magnitud de su actitud hacia Dios, su esposo, sus hijos, otras personas y su llamado. Dios ha preparado un camino para que tu hija lo camine y solamente ella lo puede atravesar. No puedes caminar por ella, solo la puedes preparar para lo que viene. Aquí hay dos maneras prácticas sobre cómo hacer esto.

1. Tienes un instinto maternal por una razón

Habrá muchas voces que te dirán lo que es mejor para tu hija. A pesar de que muchas de ellas tengan las mejores intenciones para ti y tu hija, no tienen el instinto que Dios ha puesto en ti para que seas su madre.

Recuerdo cuando Charlotte tenía un año y mi suegra voló a California de visita. Fuimos al zoológico, y si alguna vez has estado en el zoológico de San Diego, entonces sabes que siempre está lleno de gente. Hay gente por todas partes, y el 90% de ellos no tienen los mejores modales. (¡Lo digo con cariño, californianos del sur!) Ese día en particular, estaba más concurrido que de costumbre y la gente nos empujaba, se colaba delante de nosotros y, en un momento dado, un caballero me empujó hacia una gran multitud. De mala gana, le dije de manera educada: "Lo siento, por favor, con permiso". Ninguna parte de mí quería ser amable con ese hombre, ni con ninguna persona por esa razón. Con razón, mi suegra me dijo, “Alex deja de ser amable porque ellos no lo son”. Una gran parte de mi pensó “¡Tienes razón!”, pero la otra sabía que alguien me estaba mirando y que eso era más importante que tener la razón

Fue el instinto que Dios me había dado el saber qué era lo mejor para mi hija en ese momento, en vez de elegir hacer lo que yo sentía que estaba bien. Habrá muchas veces en las que vamos a fallar o que no haremos lo mejor para nuestras hijas y ¿sabes qué? Está bien porque eres humana. Dios no exige que ninguna de sus hijas sea perfecta, solo nos pide que cuando metamos la pata, nos levantemos, nos disculpemos con nuestros hijos/as si es necesario, y lo intentemos de nuevo. Si hay algo que sé, es que mi carne siempre fallará, pero Jesús no lo hará. Esos instintos naturales para con tus hijos, eso es el Espíritu Santo, y si te inclinas y  escuchas cuidadosamente sus instrucciones crecerás como madre y tu hija también crecerá.

2. Recuerda que tú eres una hija también

Como madres es fácil olvidarnos que somos hijas de alguien más. No solo hablo de nuestros padres terrenales, sino que somos hijas escogidas de Dios. Hay un camino que Dios diseñó antes de que tú nacieras y que es solamente para ti. Dios te vio antes de la fundación del mundo y decidió colocarte en un tiempo como este. El verte a través de los ojos de Dios cambia tu perspectiva.

“Que nuestros hijos florezcan en su juventud como plantas bien nutridas; que nuestras hijas sean como columnas elegantes, talladas para embellecer un palacio.” (Salmos 144:12)

La versión King James dice, "Que nuestras hijas sean como una piedra angular." En los tiempos de la Biblia, los pilares gigantes se encontraban en lugares extravagantes. Los pilares más caros se decoraban con mármol fino, se pulían a la perfección y se los colocaba cuidadosamente. Los pilares más importantes estaban diseñados de manera distinta para que los colocaran en una intersección que sostenía dos o más paredes. Eran la base que unía varios cuartos y que los conectaba con otros. De manera más sencilla, sostenían todo en su lugar.

Esta es la imagen de las hijas de Dios. Son divinamente escogidas, pilares hermosos puestos en exposición. Fueron creadas por las manos del gran artesano para sostener ambas, la forma y función.  Las hijas mantienen a la familia unida con fuerza y dignidad. Es su estabilidad que funciona como un punto de conexión para todo lo demás. Dios las escogió para que sean los salvavidas en nuestras familias, la piedra angular de nuestra nación y ejemplos en exposición para que nuestras hijas vean. Somos tan valiosas y preciosas en los ojos de Dios, y creo que Él quisiera que todas Sus hijas se unieran y apoyaran una a la otra para criar a la futura generación de hijas.

Así que, mamás, ustedes son la mamá que su hija necesita. Escuchen sus instintos cuando necesiten tomar una decisión para su crecimiento mental, emocional, físico y espiritual. Escuchen las instrucciones de su Papá Celestial porque solo Él quiere lo que es mejor para ustedes y su familia. Finalmente, tú, hija de Dios, únete conmigo como una escogida de Dios. Juntas podemos apoyarnos en esto que se llama maternidad conforme vamos criando a quienes cambiarán el mundo.