Hoy veremos los dos primeros pasos para convertirnos en personas poderosas y poner a Dios de nuevo en control.
Jamás fuimos creados para ser personas sin poder, sujetas a la felicidad o a la depresión del entorno que nos rodea. Más bien, nuestra fuente de plenitud procede del Autor mismo.
Dios es el único que puede ofrecernos amor y seguridad independientemente de nuestras circunstancias. Colocar a Dios en el trono de nuestras vidas no es una ciencia espacial, pero sí requiere diligencia y la toma de pasos adecuados.
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