SEXUALIDAD EN LA CRIANZA: LA CONEXIÓN ES CLAVE

EN 2011 ME CASÉ Y ME CONVERTÍ EN MADRASTRA DE LOS TRES HIJOS DE MI ESPOSO Y, EN TAN SOLO UNA NOCHE, ENTRÉ DE LLENO EN LA CRIANZA DE NIÑOS CON TAN SOLO ALGO DE EXPERIENCIA COMO NIÑERA.

Por fortuna, me casé con un padre genial que ya tenía una base sólida sobre la cual construir una nueva familia, pero decir que fue difícil sería quedarse corto. El más grande tenía 12 años en ese entonces y, sin lugar a duda, estaba “preadolesciendo” bastante fuerte. Ahora, el “bebé” de todo ese grupo tiene 17, así que en realidad hemos estado criando adolescentes en una cultura hipersexualizada por más de una década.

LA CONEXIÓN ES LA CLAVE.

Padres biológicos, padrastros, abuelos, amigos, maestros, instructores, mentores…todos tenemos el mismo reto: Nuestros adolescentes necesitan de nuestro liderazgo y guía a través de las temporadas más volátiles de sus vidas, pero solo podremos ser influencia en sus vidas hasta el grado en el que se sientan seguros a nuestro alrededor, se sientan escuchados y amados incondicionalmente. Mi esposo, en nuestros primeros años de matrimonio, me enseñó a priorizar la conexión por encima de la corrección y puedo decir que, en cuanto a la sexualidad en la crianza, ¡no hay mejor herramienta! Si tus hijos no quieren compartir contigo los detalles más básicos de su vida, no van a querer hablar de sus áreas más vulnerables. Así que tenemos que convertir en una meta el acercarnos al corazón de cada uno de nuestros hijos y establecer una relación de confianza y amor que pueda soportar el peso de la vulnerabilidad.

Esto es más fácil de decir que de hacer, por que los adolescentes también requieren MUCHA corrección. Se necesita mucho autocontrol para confrontar su fuerte voluntad o su rebeldía o falta de madurez del lóbulo frontal o su impulso sexual, sin golpearlos en la cabeza con sabiduría y verdad. Pero sí puedo decir, según mi experiencia de muchos intentos fallidos y algunos ganados, que priorizar la conexión sobre la corrección es importante en la crianza de nuestros hijos a través de sus años potencialmente más volátiles.  

Por lo general, escogemos reacciones de temor, control y castigo en lugar de respuestas de conexión cuando la ansiedad es elevada. Seguimos nuestro instinto en lugar de seguir una línea de acción predeterminada. Puede que obtengamos el resultado inmediato que estábamos buscando, pero en pocas ocasiones asegurará el corazón de nuestros hijos a un lugar de confianza y conexión con el nuestro. Nuestro trabajo como padres es jugar el juego largo. Hablemos un poco de tres estrategias para mantener el curso y llegar a la victoria final…

1) HAZ UN PLAN PARA LA TORMENTA ANTES DE QUE LLEGUE.

El peor momento para hacer un plan sólido para pasar la tormenta es cuando estás en medio de ella. En medio de la tormenta, ¡la meta es sobrevivir! Al criar a nuestros hijos en el desarrollo de su carácter sexual, queremos tomar decisiones antes de tiempo, para definir cuáles comportamientos, actitudes y respuestas son parte de nuestro plan y cuáles NO lo son. La meta es que cuando tu hijo te pregunte algo que provoque tu ansiedad o tu hija confiese una mala decisión que tomó con su novio, seamos capaces de parar, respirar y apegarnos al plan… responder de la manera en la que protejamos nuestra conexión primero y luego traiga la verdad, la sabiduría y la ayuda. Para obtener buenos recursos sobre proteger la conexión, recomiendo revisar la página de Connection Codes de Dr. Glenn & Phyllis Hill (disponible en inglés).

2) RECUERDA QUE NUESTROS ERORRES NO NOS DEFINEN Y TAMPOCO DEFINEN A NUESTROS HIJOS.

Recuerdo cuando nuestros hijos eran muy jóvenes... yo creía que si tan solo lograbamos mantenerlos alejados del sexo, drogas y alcohol, tendríamos una oportunidad de criar niños sanos y felices que se convertirían a su vez en adultos sanos y felices. Pero, en realidad, ¡no podemos evitar que nuestros hijos hagan nada! Donde hay voluntad, HAY una manera y el camino de la crianza puede convertirse en un largo camino mientras nos damos cuenta de que en realidad no podemos controlar a nadie más que a nosotros mismos. Dicho esto, fue una gran alegría experimentar la FIDELIDAD de Dios en la vida de nuestros hijos. Mientras cada uno navegaba su propio camino en sus años de adolescencia, no siempre tomaron las decisiones que nos hubiera gustado que tomaran. Pero ahora, como adultos, todos sirven a Dios, caminan en sanidad y persiguen la plenitud en cada área. ¿No es un alivio saber que no es necesario tener un pasado impecable para poder llevar una vida adulta plena y bendecida?

3) CONFÍA QUE DE VERDAD EL AMOR CUBRE UNA MULTITUD DE PECADOS.

¡Está bien que como padres no siempre sepamos que hacer! Una vez, cuando nuestros dos hijos más grandes estaban en la secundaria, yo estaba manejando de regreso del trabajo, venía estresada por algo que había ocurrido con uno de nuestros hijos y recuerdo que el Espíritu Santo me dijo: “Solo admite que no sabes lo que estas haciendo y que estás haciendo lo mejor que puedes. Basta con eso.” Sentí como un gran peso fue quitado de mis hombros y desde ese día he agregado la oración: “En realidad no se que hacer con respecto a esto” a mi caja de herramientas. Admitirle a nuestros hijos que los amamos y que estamos aprendiendo conforme vamos avanzando es un mensaje poderoso y cautivador. Mantener el amor encendido (¡gracias, Danny Silk!) y comprometernos a la conexión mientras averiguamos las cosas es lo máximo que se puede pedir de nosotros en algunas ocasiones.

Si has sido un padre durante cualquier periodo de tiempo, o si has sido criado, o si puedes imaginar ser un padre…sabes que hay tiempos de paz y tiempos de prueba. Las emociones aumentan en ocasiones, se cometen errores, puntos sensibles son expuestos y es fácil dejar que nuestra reacción instintiva saque lo "mejor" de nosotros. Pero si podemos practicar bajar las armas del miedo, control y castigo y en su lugar optar por la conexión, nos daremos cuenta de que actuamos como los padres que siempre quisimos tener y como los padres que nuestros hijos necesitan en este tiempo de prueba en sus vidas.