LIBRE DE LA PORNOGRAFÍA
EL AISLAMIENTO NUNCA AYUDÓ A NADIE
Como a un familiar que mantienes encerrado en el sótano, la pornografía únicamente sale cuando no hay nadie en casa.
Crecí como la pobre hija del pastor gordo en un pueblo pequeño y liberal y eso ocasionó que fracasará desde el principio. Amaba a las personas, pero tenía una autoestima muy bajo y no tenía amigos cristianos que me apoyaran. Aislada y sin visión, busqué refugio del dolor.
La primera vez que vi pornografía fue cuando estaba en tercer grado. Fui expuesta a este agobiante vicio que me tomó años conquistar, a través de una amiga quien luego creció para tener un millón de niños, todos de diferentes papás. A medida que iba creciendo, diferentes emociones y necesidades detonaban mi necesidad de pornografía: confort, aventura, educación, control, riesgo. La pornografía lo satisfacía- o eso pensaba. Como una familiar que mantienes encerrado en el sótano, la pornografía únicamente sale cuando no hay nadie en casa. Lo escondía y lo escondía bien. Fue hasta la década de mis veinte que Dios reveló Su deseo de sacarme de este patrón destructivo, que solo conduce a la soledad y vergüenza.
El primer paso para obtener ayuda fue permitir a Dios en cada área que había mantenido escondida. Dejar que Dios escuche tu dolor y aceptar Su amor es un proceso continuo. Necesitas ser transparente e íntimo de una forma sana con gente sana y traer las cosas a la luz con aquellos que han conquistado este problema también. Toma un gran riesgo y no vas a tener ganas de hacerlo, pero te prometo que hay libertad de el aislamiento en el que estás. Enfrenta el problema y disminuirá con el tiempo. En el otro lado hay relaciones genuinas y transparentes que Dios ha planeado desde hace mucho. Proponte en tu corazón que ya no serás pasivo sobre el contenido sexual de cualquier tipo: películas, anuncios, internet, etc. Estos son recursos disponibles si lo buscas. Nadie puede hacer esto por ti, pero Dios es todo por ti.
-- Liz 33, Carolina del Norte