5 MANERAS DE MANTENER UN MATRIMONIO FUERTE

Busca en Google "chistes de matrimonios" y estas son algunas de las cosas que encontrarás:

El matrimonio no es una palabra. Es una sentencia, una sentencia de por vida.

El matrimonio se parece mucho a un violín; una vez terminada la dulce música, se atan las cuerdas.

El matrimonio es amor. El amor es ciego. Por lo tanto, el matrimonio es una institución para ciegos.

El matrimonio es una institución en la que el hombre pierde su licenciatura y la mujer obtiene su maestría.

El matrimonio es una cosa que pone un anillo en el dedo de la mujer y dos bajo los ojos del hombre.

El certificado de matrimonio es sólo otra palabra para una autorización de trabajo..

El matrimonio no es sólo tener una esposa, sino también preocupaciones heredadas para siempre.

Realmente detesto las bromas sobre el matrimonio. En primer lugar, las desprecio porque son críticas, negativas y completamente desalentadoras. Pero, en segundo lugar, las desprecio porque en el fondo muestran el corazón de una sociedad muy rota, con una visión muy retorcida del matrimonio. Reflejan un mundo a nuestro alrededor que batalla para ver el matrimonio como una bendición, y más bien lo ve como un obstáculo.

Encienda las noticias locales y escuchará una historia tras otra de matrimonios rotos, relaciones destructivas, familias que sufren, y el romance de Hollywood que confirma la visión apática de nuestra sociedad sobre el sagrado matrimonio.

Detesto las bromas sobre el matrimonio porque creo que afirman lo mismo que el enemigo está tratando de hacer en el mundo que nos rodea: robar, matar y destruir nuestras relaciones establecidas, dadas y creadas por Dios. Le quitan importancia a un asunto muy serio y apagan la imagen de Dios en las relaciones que fueron creadas para reflejarlo y honrarlo.

El matrimonio no es un paseo por el parque. Es un camino lleno de decisiones realmente difíciles, de una abnegación increíble y un servicio constante. Pero también es un camino lleno de bendiciones, sanidad y esperanza. Es un destello del increíble amor de Dios reflejado en los  ojos de otro ser humano.

Mi esposo y yo tomamos esto en serio e intentamos vivir este tipo de amor todos los días. Algunos son más difíciles que otros, y muchas veces cometemos errores.  Pero, sobre todo, nos hemos comprometido a hacer cinco cosas para mantener nuestro matrimonio fuerte:

1.  Amistad:  Es más fácil ser amigos que amantes. Y los que empiezan como amigos son los mejores amantes. John y yo fundamos nuestra relación en una amistad realmente fuerte. Veo las raíces de esa amistad brotando en nuestro matrimonio cada día. Cada componente de nuestra amistad es como una cuerda, y tenemos una cuerda tras otra que nos une y nos mantiene unidos. Compartimos intereses, aficiones, pasiones y creencias que nos mantienen conectados. Pero también tenemos muchas diferencias, diferencias que vemos como oportunidades para aprender, experimentar y conocernos aún más. Nos encanta pasar tiempo juntos, experimentar cosas juntos y consideramos al otro como nuestro mejor amigo. Nuestro matrimonio no oculta nuestra amistad, sino que la enfatiza.

2. Risa:  Cuando conocí a John pensé que era el hombre más gracioso del mundo. Ahora lo sé mejor 🙂Pero la verdad es que con él me río constantemente y me hace sonreír. Nos lo pasamos muy bien juntos, y algunos de nuestros recuerdos más íntimos implican reírnos hasta que se nos salen las lágrimas.  En el matrimonio hay tiempo y lugar para las lágrimas de frustración, ira y tristeza... pero también debería haber tiempo para las lágrimas de alegría. Haz que eso sea una prioridad en tu matrimonio.

3.  Confesión:  Por más difícil que sea, John y yo nos estamos volviendo muy buenos pidiendo perdón.  Pero hemos progresado aun más allá de eso. Ya no nos limitamos a pedir perdón, porque la palabra "perdón" no siempre tiene mucho sentido. Hemos aprendido a confesarnos el uno al otro, a asumir la responsabilidad de nuestros pecados, defectos y debilidades, y a disculparnos específicamente por cómo nos hemos herido mutuamente.  A pesar de la humildad que esto puede suponer, la confesión ha creado una intimidad entre nosotros mucho mayor que la que podría aportar cualquier "corrección" pretenciosa. Hemos aprendido a confesarnos y a perdonarnos.

4. Afecto:  Aunque el afecto era la norma en nuestros primeros 3 años de matrimonio, cuatro hijos después, muchas cosas han cambiado. El cariño ya no es la "norma", sino que es algo de lo que HACEMOS una prioridad. Es una acción y una reacción hacia el otro que implica ser intencional y elegir dedicar tiempo a la intimidad, el romance y el tiempo de calidad. Es una parte de nuestra vida que hemos tenido que aprender a integrar en nuestro día a día, en lugar de reservarla para citas especiales. Nos damos afecto con palabras, con miradas cariñosas en el sofá mientras leemos libros con los niños, tomados de la mano en público o incluso en la mesa del comedor. Hemos aprendido a demostrar afecto con nuestras palabras, nuestras acciones y  actitudes hacia el otro. Y permítanme decirles que un poco de amor marca mucho la diferencia, mucho.

5.  Conexión:  Con tantas oportunidades de "conectar" a lo largo del día a través de Facebook, correos electrónicos, mensajes de texto e interacciones con otras personas, a veces nuestra necesidad de conexiones en la vida real se agota en el momento en que estamos cara a cara con nuestro cónyuge al final del día. John y yo nos esforzamos al máximo por reservar la conexión entre nosotros: guardamos nuestras anécdotas favoritas del día, nos llamamos y nos enviamos mensajes de texto a lo largo del día, y siempre reservamos los últimos minutos antes de acostarnos para conectar emocionalmente. Nos esforzamos por mantener conversaciones profundas y significativas, y aprovechamos al máximo el tiempo que pasamos separados pensando el uno en el otro y compartiendo esos pensamientos cuando tenemos la oportunidad. Nos retamos a reunirnos semanalmente y compartir lo que Dios está haciendo en nuestras vidas, lo que nos está enseñando, y a orar el uno por el otro. Y realmente, estos son algunos de los momentos más íntimos de nuestra relación. Aunque al principio estas cosas no surgen de forma natural, con el tiempo, estos pequeños momentos de conexión se vuelven algo natural.

El matrimonio no es un camino fácil, y la prueba de ello se refleja en los muchos matrimonios que nos rodean y que se están desmoronando.  El diseño de Dios para el matrimonio no es para añadir cargas, sino para traer bendiciones a nuestras vidas.  Que Dios nos de gracia para honrar nuestras relaciones con nuestros cónyuges, para invertir en ellos y para mostrarles el amor de Jesús en cada oportunidad que tengamos. Y que a cambio seamos bendecidos.