5 CONSEJOS PARA LOS PRIMEROS 5 MESES DE MATRIMONIO

¿Alguna vez idealizaste cómo sería una etapa de tu vida? Tal vez esta idealización era sobre cómo sería caminar por los pasillos de la escuela secundaria o el escenario en el día de tu graduación. O quizás sobre el cómo sería caminar hacia el altar en tu boda.

La vida está llena de grandes momentos que nos marcan y nos impulsan a navegar hacia nuestro destino. Sin embargo, a veces ese paseo ideal al atardecer en la playa con el que hemos soñado requiere mucho más trabajo del que habiamos pensado. Detrás de ese sueño están las interminables horas en la computadora tratando de averiguar el mejor momento para volar, calculando cuántas horas tendrás que trabajar para pagarlo y si vale la pena el tiempo que tomará organizar ese viaje. Honestamente, así es como funcionan las cosas más valiosas de la vida: todo tiene un costo, ya sea tu corazón, vulnerabilidad, confianza o la pérdida de algo.

No me malinterpretes, yo idealicé etapas de mi vida: muchas veces fantaseaba con cómo sería mi vida después del casamiento. Sabía que habría momentos difíciles, pero en el fondo me imaginaba los cálidos abrazos al llegar a casa, un piso reluciente mientras preparaba la cena para dos y fines de semana haciendo de nuestro hogar un espacio para nosotros.Entre de toda la diversión del imaginar cosas sobre el casamiento también están los misterios y suposiciones sobre matrimonio, listos para atacarte con  distintas preguntas. Algunas de ellas pueden sonar como “en la práctica, ¿cómo se construye una vida juntos?” o “¿con qué tipo de persona me quiero casar?”. Detrás de los momentos gloriosos, lo que hace que todo valga la pena en realidad es nuestro trabajo duro y esfuerzo. Por eso, quería compartir algunas cosas que yo hubiera deseado saber antes de mis primeros cinco meses de matrimonio.

5 consejos para los primeros 5 meses de casados

1. El papel de esposa es importante en sí mismo

No estoy segura de por qué, pero en los primeros meses de matrimonio dudaba de si Elijah estaba contento o si se cuestionaba el haberse casado conmigo. No es que él estuviera haciendo o diciendo algo que me hiciera pensar eso, sino que simplemente era una duda que estaba en el fondo de mi corazón, y pensaba que le iba a tener que demostrar mi valor por el resto de mi vida. En mi mente, yo tenía que probarle a mi esposo por qué yo era la “mejor” esposa y que iba a hacer un trabajo “excelente” hasta que la muerte nos separe. Nuestro hogar sería un lugar donde lo atendería por siempre haciéndolo sentir como un rey, ¡já! Escuchen, chicas, eso es hermoso y encantador siempre que surja del lugar correcto. Lo que necesitaba saber en lo profundo de mi alma es que “quien halla la esposa halla la felicidad”, como dice proverbios 18:22.

El papel que juegan en la vida del otro es muy importante. Está bien si les toma tiempo aprender cómo hacer las cosas bien, pero no permitan que la inseguridad se meta y les robe el gozo de este tiempo.

2. Es un proceso

Yo pensaba que cuando dijéramos “acepto” nos íbamos a convertir mágicamente en una sola persona. Mi esposo sabría exactamente lo que me molestaría y viviríamos felices para siempre en nuestra especie de unidad. Pero, un día, al con mi mentora acerca de cómo yo sentía que Elijah y yo estábamos en sintonías distintas, ella me dijo  lo siguiente: “Es un proceso. Ustedes dos se convertirán en una sola carne”. (Mateo 19:6). No es solo llegar al altar como Sr. & Sra. y de repente tienen la clave para evitarse el camino de convertirse en uno. El amor es paciente, permanece para siempre. El matrimonio no es un destino que se alcanza, es una enseñanza constante. Sean pacientes en este proceso de crecer juntos.

3. El sacrificio es fundamental

El tiempo que dedican a desarrollar intencionalmente la cultura de su matrimonio es muy valioso. Toma tiempo y esfuerzo, pero hacerse el espacio para que ambos se sientan a salvo en casa, valoren las opiniones del otro y estén dispuestos a sacrificarse el uno por el otro, va a nutrir su matrimonio. Hubo una etapa de nuestro matrimonio en la que ya no podía soportar que Elijah dejara sus cosas tiradas por la casa… Después de todas las horas que pasaba limpiando lo sentía como una falta de respeto. Ahora, ¿Elijah estaba buscando faltarme el respeto? No, no lo estaba haciendo. Pero la única manera que yo veía de transmitirle mis necesidades era entrar a casa al final del día y decirle las tareas que necesitaba que se hicieran. Yo no quería quedarme en el ambiente que él estaba creando, pero la atmósfera de exigencias que yo estaba creando tampoco hacía que Elijah quisiera estar en casa. Terminamos en un enredo en el que ambos nos frustrábamos por la cultura de nuestro hogar. Esto siguió hasta que los dos decidimos que para crear una cultura en que nuestro hogar fuera pacífico y ordenado, tendríamos que hacer sacrificios para que la otra persona pudiera sentirse “en casa”. Tuvimos que implementar un sistema que los dos consideramos razonable y que nos hiciera sentir en paz en casa.

4. No pasa nada si no te sale bien a la primera

Entre más tiempo estén juntos más cómodos van a estar. A veces estar en nuestra comodiad saca lo mejor de nosotros, pero a veces saca lo peor. Tengo que decir que Elijah ha visto aspectos de mí que desearía que nadie hubiese visto. Pero, la belleza del matrimonio es que nos hemos comprometido para estar juntos en las buenas y en las malas, por lo que sé que él no me va a abandonar solo porque me equivoque, y visceversa. Pero, te digo que solo porque experimentemos toda clase y profundidad de emociones, esto no es excusa para permitir que reinen sobre nuestro matrimonio. Por el contrario, cuando una discusión saca lo peor de uno de nosotros, la tomamos como una oportunidad para aprender. Te aconsejo hacer preguntas como “no me gustó cómo te respondí, ¿me puedes decir cómo te hizo sentir y cómo te gustaría que hubiese respondido?”. A veces vale más ser humilde que pelear para que te escuchen; y eso no quiere decir que hayas perdido discusión. La mayoría de las veces solo necesitamos que el otro entienda qué fue lo que nos lastimó, que pueda intente entender, y que nos devuelva ese gesto cuando las emociones se hayan calmado.

5. Ya no estoy soltera...

El matrimonio es de los mejores regalos que recibí. Como la mayoría de las cosas que valen la pena en la vida, es increíble y maravilloso, pero también difícil y desafiante. El Señor sabía que tanto el marido como la mujer se necesitan para amarse y afilarse el uno al otro. Sin embargo, recuerdo el haber pensado que después de casarme solo iba a pasarla bien y sentir emociones buenas, lindas y maravillosas. En el caso de nuestro matrimonio, los primeros días fueron una gran etapa de transición en la que celebrábamos el comienzo de nuestra vida juntos y lamentábamos el fin de nuestra soltería. Incluso la relación con mis amigos comenzó a cambiar. Ya no se quedaban en mi habitación hasta las dos de la mañana. Sabiendo que ahora el matrimonio era la gran prioridad de nuestra pareja, ahora el enfoque en mi vida era compartir y nutrir mi matrimonio, asegurándome de que se transforme en un lugar seguro.