SEXO, PORNO Y MASTURBACIÓN

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Denice Pickens — Sexo, Pornografía, Masturbación.

*Alerta* Como puedes darte cuenta con el título, estaré utilizando palabras como sexo, porno, masturbación y orgasmo. Si estas palabras te incitan, te animo a que leas este blog con alguien o que ores e invites al Espíritu Santo a sentarse contigo mientras lees. 

Tu historia es demasiado poderosa como para no contarla. Dios nos ha liberado de todo tipo de pecados y no podemos atrevernos a callar porque tenemos vergüenza. La libertad y el avance vienen de ser vulnerables, así que aquí está mi historia.

MI HISTORIA:

Cuando estaba en mi último año de la escuela secundaria, comencé a mirar pornografía cada vez que regresaba a casa de la escuela. Parecía ser la única cosa que me daba emoción en la vida. Me volví tan adicta; veía pornografía una o dos veces al día. Pasaron varios meses y decidí parar y solo seguir masturbándome porque, al parecer, eso era menos pecado en mi mente. Sin embargo, cuando me masturbaba, venían a mi mente todas estas imágenes sucias e inapropiadas. Comencé a crear fantasías en mi mente, inspiradas por el porno que solía ver. Hice esto todo el verano hasta que comencé a ir a la escuela de ministerio. 

Cuando comencé a ir a la escuela de ministerio tomé esta clase llamada Moral Revolution. Moral Revolution es una organización que habla de sexo, noviazgo, matrimonio y pornografía desde una perspectiva bíblica. El profesor, Cole Zick, estaba explicando que cuando tienes sexo o te masturbas, creas un vínculo con aquello que te hace llegar al orgasmo. En otras palabras, el diseño de Dios es que el hombre y la mujer tengan orgasmos juntos, dentro del pacto matrimonial, dando como resultado un vínculo más fuerte e íntimo. Pero yo estaba creando un vínculo con las fantasías en mi mente.

Por ejemplo, si estás viendo porno en tu celular y tienes un orgasmo, cada vez que tomes tu celular te vas a provocar y vas a sentir el deseo de ver porno porque has creado un vínculo con tu teléfono. Hay todo un libro sobre la ciencia detrás de lo que ocurre en tu cerebro durante el sexo. (Aquí está el enlace). Muchas hormonas se liberan en el cuerpo humano durante el sexo creando un vínculo fuerte con lo que sea que te haga llegar al orgasmo. Después de aprender todo esto, decidí dejar de masturbarme y fantasear porque obviamente no quería crear un vínculo ni apego a estas cosas. 

¡¿Qué?! ¿Así de fácil?

Bueno, no realmente. Sí dejé de masturbarme, pero no me hice totalmente libre… ¡Sigue leyendo!

Adelantemos la historia a cuando conocí a mi esposo y nos casamos. Esta fue la primera vez que tuve sexo y ¡fue increíble! Pero en la segunda semana de matrimonio, se estaba volviendo muy difícil para mí tener un orgasmo durante el sexo. Así que pensé que tal vez podría pensar en aquellas fantasías que solía tener que siempre me hacían llegar al orgasmo. Ten en mente que eran fantasías acerca de otras personas y bastante inapropiadas. Comencé a pensar en estas fantasías mientras tenía sexo con mi esposo y llegaba rápido al orgasmo. Se sentía bien en el momento porque lograba terminar el trabajo, pero no me sentía conectada ni creaba un vínculo con mi esposo. Me sentía culpable por no confiar en él y por encontrar mi propia manera de llegar al orgasmo cada vez que yo lo quisiera.

Ese no era el tipo de matrimonio que quería comenzar y definitivamente no era el tipo de vida sexual que quería tener. Yo quería experimentar el verdadero significado del sexo, en el cual se confía mutuamente para ayudarse a alcanzar el clímax juntos y sentir ese vínculo íntimo al final. Más adelante en la semana, escuché una plática de Havilah Cunnington acerca de cuidar tu propio jardín. Hablaba de asumir la responsabilidad y cuidar de ti mismo, tus necesidades y tus propias cargas, y establecerte límites. Algo se despertó en mí y sentí la autoridad y el poder para llevar mis pensamientos cautivos durante el sexo.

2 Corintios 10:5 (NVI) "Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo".

Era mi responsabilidad romper con los hábitos que yo estaba creando. Entonces esa noche, mi esposo y yo tuvimos sexo y, cuando esos pensamientos lujuriosos vinieron a mi mente, yo miraba a mi esposo directo a los ojos y me recordaba con quién quería conectarme. Me mantuve presente con él y, aunque tomó un tiempo, ¡llegué al orgasmo! Me quedé recostada en la cama y comencé a llorar. Esto ocurrió por semanas.

Un poco raro, ¿cierto? 

Mientras tenía un orgasmo, sentía que dentro de mi cuerpo pasaban tantas cosas que me ponía sensible. Hasta la fecha, no soy capaz de decirte lo que pasaba exactamente, pero creo que estaba siendo libre del trauma y de los pecados sexuales pasados. Creo que mi cuerpo se estaba realineando nuevamente al diseño de Dios para el sexo. ¡Así debe ser como se siente el sexo! Pensaba dentro de mí.

En el pasado, cuando me involucraba en actos sexuales, lo hacía con chicos en los que yo no confiaba y chicos que no me respetaban ni siquiera me conocían tan bien. Pero tener sexo con mi esposo, en quien confío, es seguro, me respeta y me ama de manera incondicional, es una experiencia totalmente diferente. Hoy en día, nuestra vida sexual es asombrosa y él me puede hacer llegar al orgasmo en minutos. Gracias a Dios.

Aprendí que inconscientemente creé vínculos con los chicos con los que pasaba el rato perdiendo el tiempo, al igual que con los pensamientos de lujuria que solía tener. Mi cuerpo creía saber lo que se sentía tener relaciones sexuales íntimas y yo traje esas experiencias lamentables a mi matrimonio.

MI CONSEJO

Si estás leyendo esto y actualmente luchas con la pornografía, la masturbación o cualquier otro pecado sexual, Dios tiene un plan para ti. Jesús murió para que no tuvieras que ser esclavo de ninguna adicción. Se llevo todo eso con Él a la cruz para que tú pudieras ser libre.

 2 CONSEJOS PARA VENCER EL PECADO SEXUAL

  1. ¿Quién es esa única persona en tu vida que te da miedo o te intimida que, si le dijeras tu lucha más grande, probablemente te morirías? Díselo a esa persona. Confiésale tu lucha y observa que sucede. ¿De verdad crees que te avergonzará? ¿Qué pasa si te recibe con los brazos abiertos? ¿Qué pasa si te acepta y te perdona? Justamente ahí hay libertad.

  2. Piensa en la última vez que caíste, ¿qué sentías justo antes de ceder?; ¿te sentías enojado, triste, aburrido, solo o rechazado? Presta atención a esos sentimientos y pregúntale a tu corazón que es aquello que necesitas para llenar ese vacío. Tal vez necesitas levantarte y salir a caminar para que tu sangre fluya, o hacer una videollamada con alguien que siempre te hace reír. (O tal vez deberías dejar de hablar con esos chicos/chicas que nunca te harán sentir amado o valorado, que hace que recurras a mirar porno para validar tu sexualidad… pero eso no me concierne. Seguimos). Hay muchas alternativas para alimentar a tu corazón y alma, en lugar de conseguir sentirte en la cima por 20 segundos y después volver al mismo lugar en el que estabas.

Si estás jugando con tu novio o novia, solo quiero decirte que nunca vas a experimentar el sexo en su totalidad hasta que estés dentro del pacto matrimonial con tu pareja quien prometió estar comprometida contigo para siempre. Solo estás teniendo la versión mala y barata de aquello que piensas que el sexo debe ser. ¿Adivina qué? ¡No es demasiado tarde!

1 Juan 1:9 (RVC) dice: "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad".

Si te arrepientes y pides perdón, estás limpio, eres puro y estás libre de las adicciones.

Para el chico o la chica que ya ha pedido perdón por su pasado, pero tal vez aún cargas con algún trauma o perspectiva equivocada sobre el sexo, te animo a que hables con Dios sobre eso. Pídele que te revele el dolor que aún guardas en tu corazón. Otra opción que te recomiendo es ver a un terapeuta. Creo que yo podría haber arreglado muchos desórdenes si le hubiese pedido ayuda a alguien que conociera los efectos psicológicos del sexo y las adicciones. La Dra. Margaret Nagib es una psicóloga clínica cristiana de quien he aprendido y confío. Ella ha colaborado con Moral Revolution, así que sé que es una persona con la que puedes hablar acerca de sexo o cualquier otra lucha que puedas tener. 

También creo que nuestras palabras cargan poder y autoridad; podemos cambiar la atmósfera con nuestras voces. Así que te animo a que hagas algunas declaraciones sobre tu cuerpo. Pon tu mano en tu corazón, tu mente o cualquier lugar que se sienta vulnerable, y repite las siguientes palabras sobre ti:

"CUERPO, ESTÁS SEGURO. TÚ ERES PURO. TÚ ESTÁS LIMPIO. PERDÓNAME POR NO PROTEGERTE Y VALORARTE CUANDO FUI TENTADO. PERDÓNAME. CUANDO ME CASE, TENDRÉ UN SEXO INCREÍBLE PORQUE SOY LIBRE”.


Romanos 8:15-16 (NTV) dice: «Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos "Abba, Padre". Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios».


Artículo original aquí.

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