SEXO DE SEGUNDO PLATO

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“Han pasado más de diez años desde que mi esposa y yo tuvimos sexo.” Confesó a mi esposo, el humilde, aunque angustiado hombre, esperando alguna respuesta divina acerca de los predicamentos en su matrimonio. Lo que una vez fue un matrimonio de pasión mutua se ha reducido a una pareja que cohabita, comparte las tareas diarias, las cuentas, los cultos en la iglesia, pero lamentablemente carece de calidez detrás de puertas cerradas.

Tristemente, este no es un caso aislado. Es impactante la cantidad de mujeres (u hombres) que han decidido que el sexo es solo para los recién casados, no es importante o que sencillamente no tienen el deseo de tener intimidad con su cónyuge.

¡Lo que también es desgarrador para la intimidad es lo fácil que es poner el sexo como segundo plato una vez que los hijos comienzan a llegar! Aquí tienes tres razones para pasar el platillo al primer tiempo... o por lo menos reorganizar tus prioridades.

1. No un deber sino un deleite.

Ok, todos hemos estado ahí. Estás agotado. Los niños destruyeron tu casa y cordura y finalmente se han quedado dormidos, dejándote con una montaña de dos metros de ropa que doblar, y todo lo que quieres hacer es arrastrarte a la cama y DORMIR. Para siempre. Y sinceramente hay momentos en los que literalmente necesitamos dormir más que sexo (¡No estoy segura de que mi esposo esté de acuerdo!). Pero en días en los que las cosas son menos locas, mi mentalidad acerca del sexo afecta mis deseos.

¿El sexo es un deber o deleite? Porque si comienzo a ponerlo en mi “lista de pendientes” puede llegar a sentirse como una tarea y ocasionar resentimiento hacia mi cónyuge. Pero cuando renuevo mi sentido de sorpresa, privilegio, admiración y de regalo de parte de nuestro Padre, regreso a la mentalidad de que el sexo siempre tuvo el propósito de ser un deleite... no un deber.

Cuando un hombre sabe que te deleitas en el, despiertas un sentido fresco de masculinidad, honor, coraje y calor en su alma. Cuando tu esposo sabe que te deleitas en la cama matrimonial, tienes a un hombre que subirá la montaña más alta como un esfuerzo de ser un héroe en tu vida.

Dios es famoso por traer deleite a todo en lo que Él sopla. El matrimonio fue destinado para ser un deleite, no solo un deber.

De hecho, en el Antiguo Testamento el hombre cedería el deber a su país durante un año completo para permanecer en casa y conocerse con su nueva esposa. En este caso, el deleite supera al deber.

“No envíes a la guerra a ningún hombre recién casado, ni le impongas ningún otro deber. Tendrá libre todo un año para atender su casa y hacer feliz a la mujer que tomó por esposa.” Deuteronomio 24:5

2. Un matador secreto para el estrés.

Sí, agárrate fuerte, ¡porque cada encuentro sexual con tu esposo tiene el potencial de extender su vida! (¡Y la tuya!). La palabra hebrea en el Antiguo Testamento para intimidad sexual entre esposos es la palabra yada. Yada literalmente significa “conocer profunda o íntimamente”. “Yada” baja la presión sanguínea, ayuda al sistema inmunológico, mejora el control de la vejiga, disminuye el riesgo para el cáncer, eleva el deseo sexual y ocasiona que tu cuerpo libere hormonas como la oxitócica y endorfinas que pueden ayudarte a manejar el estrés. La oxitócica también ayuda para dormir.

La vida es estresante. Los hijos son estresantes. La intimidad está hecha para conectarnos a tal nivel de profundidad, que nuestros cuerpos reaccionan de manera que el estrés se reduzca permanenetemente y nos ayude a lidear con los problemas de la vida. (Y en cuanto a esa loca excusa de los dolores de cabeza con los que bromeamos, ¡las investigaciones muestran que el sexo puede curar eso también!

 

3. El sexo protege.

“No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio.” 1 Corintios 7:5

Señoritas, hay un enemigo detrás de su hombre. Él es venenoso. Y a veces se viste de falda y da brincos hacia tu esposo. La tentación sexual está en todos lados. ¿Quieres protegerlo? Los encuentros íntimos contigo son como escudos alrededor de su corazón. La Biblia dice que cuando Miss Tentación bate sus pestañas, ¡tu vida de oración y vida sexual dan la fuerza para poder hacer frente a sus artimañas!

Cuando José fue tentado por la esposa de Potifar en Génesis 39, fue un completo error robarle a José esa grandeza a la que fue llamado. Y ella fue despiadada. La Biblia dice, en el verso 10: “y por más que ella lo acosaba día tras día para que se acostara con ella y le hiciera compañía, José se mantuvo firme en su rechazo.”

Y después vino el día... ella le tendió una trampa. Ella lo había acosado, y el honorable de José resistió sus maniobras.

¿Realmente tras qué fue ella?

Su manto. Que representaba su autoridad. Lo mismo que el enemigo quiere robarle a todos los grandes hombres y mujeres es su autoridad dada por Dios para gobernar y reinar en Cristo.

Genesis 39:12 ... Entonces la mujer de Potifar lo agarró del manto y le rogó: «¡Acuéstate conmigo!» Pero José, dejando el manto en manos de ella, salió corriendo de la casa.

Ahí se quedo sentada, sonriendo perversamente ante el manto que le quedó en la mano. Despojados de autoridad, quedamos en una posición auxiliar. Fue tan solo momentos después que José fue echado a prisión por un crimen que él no cometió.

La tentación continúa detrás de los mantos de grandes hombres (y mujeres.) Yo encuentro un gran consuelo y satisfacción en saber que ayudé a cuidar el manto de mi esposo cada vez que estábamos en la alcoba. ¿Quién podría distraer el ojo de un esposo cuando en lo único que puede pensar es en su esposa? Es un gran privilegio ayudar a guardar de aquellos grandes hombres que Dios nos ha dado, mientras que ellos guardan de nuestros mantos también.

Qué Dios tan generoso que nos da el regalo del sexo para proteger nuestro matrimonio, mejorar nuestra salud y traer un deleite íntimo. Y qué mujeres tan sabias somos cuando mantenemos nuestra vida sexual como primer plato... siempre.