ENCONTRANDO NUESTRA HISTORIA DE NUEVO

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Dios crea un hombre y una mujer a Su propia imagen, los pone juntos en un jardín y los bendice para disfrutar por siempre de la bondad de Su creación.  Adán canta y Eva baila en sus brazos.  Dentro de la bendición y el deleite de Dios, paseaban desnudos en el jardín y disfrutaban del sexo.  Dos se convierten en uno en todo lo posible — tocando y besando y retozando y saboreando. En todo esto, están ‘desnudos y sin vergüenza’. ¿Te imaginas viviendo en un mundo sin vergüenza? Nunca fue la intención de Dios traer vergüenza al sexo. En el jardín, cuando Dios tenía el mundo exactamente como Él lo creó y deseaba que fuera, este hombre y esta mujer estaban desnudos y sin vergüenza.  Desnudos. Sin vergüenza. Sin comparaciones. Sin fingir. Sin estar a la altura del estándar de belleza de otra persona.  Sin lujuria, sin fantasía, sin objetos, sin pornografía.  Sin presión por ser alguien más; por ser más delgados, altos, oscuros o atractivos. Adán y Eva están hermosamente desnudos, sin nada que esconder y nada que probar. Los cuerpos son suficientes y la realidad es suficiente. Creados en la hermosa e impresionante imagen de Dios, han encontrado su valor en ser simplemente hijos de Dios. Y fue bueno.

Sin embargo, en algún momento del camino perdimos nuestra historia.  Perdimos nuestro camino.  Comprometimos lo real por una imitación vacía. El sexo se rebajó a un evento de fin de semana, una aventura de viernes por la noche, carne sobre carne, un orgasmo, antes de irnos a la siguiente cosa. Millones de mujeres se están muriendo de hambre a diario para vivir a la altura de una imagen de belleza en una muñeca Barbie. Los maridos son tan adictos a la pornografía en línea que sus esposas de carne y hueso ya no son atractivas para ellos.  El 43% de los estudiantes universitarios de hoy habrán tenido al menos cinco parejas sexuales antes de graduarse de la universidad.  Por no mencionar que un hombre de mediana edad promedio habrá tenido más de veinte parejas sexuales en su vida. Trágicamente, por cada cien horas que el adolescente promedio pasa absorbiendo imágenes superficiales y pervertidas de sexo y amor de la cultura pop de hoy, pasarán un segundo aprendiendo sobre la verdadera intimidad y el diseño de Dios para el amor, el sexo y el matrimonio.

Aunque Dios nos ha diseñado para el amor y la intimidad, nuestra cultura obsesionada con el sexo y las ideas promovidas por Hollywood han desligado el sexo del matrimonio, y con eso, arrancaron el matrimonio del pacto.  Richard Foster escribe, «Una de las tragedias reales en la historia cristiana ha sido divorciar la sexualidad de la espiritualidad.» La santidad de la pureza sexual ha sido secuestrada por el mundo y, de muchas maneras, avergonzada por la iglesia. Lo cual no ha producido una cultura saludable de la sexualidad.

SEAMOS HONESTOS... HEMOS CAMINADO LEJOS DEL JARDÍN Y AÚN MÁS LEJOS DE NUESTRA HISTORIA

Y aún así, somos muchos los que estamos despertando alrededor del mundo buscando 'quiénes somos' y más profundamente, 'de quién somos'. Al descrubrir una vez más la bendición, el deleite y el diseño de Dios para la sexualidad, estamos experimentando un gozo más profundo, una gracia más fuerte y un amor más pleno. ¿Será posible para una generación experimentar de nuevo la promesa y presencia de Dios en la sexualidad? ¿Podría ser que si Dios es todo bueno, Dios también podría revelarse a sí mismo a través de un acto sexual impresionante? No es que no pensemos en sexo (el hombre promedio piensa en sexo cada veinte segundos), es que no pensamos en el sexo con la profundidad suficiente.

El sexo es mucho más que dos personas jugueteando debajo de las sábanas. Se trata de algo más profundo. Se trata de una historia. Y la estamos encontrando de nuevo.