¿DÓNDE ESTÁ DIOS CUANDO ESTOY EN MI TEMPORADA MÁS DIFÍCIL?

Cuando estás en medio de lo que se siente como una prueba agotadora, es fácil pensar que Dios favorece a otros más que a ti o que la situación que estás atravesando está de alguna manera más allá de la capacidad de Dios para arreglarla. Conozco demasiado bien estos sentimientos...


En medio de la época más oscura de mi vida, fui a ver a un consejero profesional que es mi amigo. Por supuesto, la primera pregunta que me hizo fue: —¿Por qué has venido a verme?

Le conté la historia de mi crisis familiar y la crisis nerviosa de mi hija. Luego, le seguí explicando lo desanimado y deprimido que estaba por estas situaciones.

—Entonces, ¿cuál es el problema? —volvió a preguntarme.

—Ya te he contado —le contesté—, que estoy desanimado y deprimido. Y él volvió a preguntarme lo mismo. Finalmente, le pregunté con voz muy frustrada: —¿Cuál es tu punto?

—Bueno, la Biblia dice que “el amor es sufrido” —respondió—. Tú estás sufriendo porque las personas que amas están sufriendo. Jesús dijo que debemos llorar con los que lloran. Estás de luto porque tu familia está sufriendo. Tú estás respondiendo de la forma en que Jesús nos enseñó a responder. Cuando esto termine, ¡podrás alegrarte con los que se alegran! Hasta entonces, confía a Dios con tu familia y comprende que esta temporada terminará a su debido tiempo.


Tres años más tarde, nuestra crisis familiar había terminado; nuestro hijo y nuestra hija estaban muy bien y pasamos la nueva temporada regocijándonos con nuestra familia que había sido restaurada.

NIÉGATE A PERDER LA ESPERANZA

Uno de mis grandes héroes en la vida es Abraham Lincoln. Él fue un maestro en mantener la esperanza y no rendirse nunca. Algunos de sus fracasos son: perdió como candidato a la legislatura estatal, fracasó en los negocios, su amada murió, tuvo una crisis nerviosa, perdió como candidato a la presidencia de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, perdió su postulación para el Congreso, perdió la repostulación, fue rechazado para ser funcionario de catastro, perdió como candidato para el Senado de los Estados Unidos, perdió la postulación a la vicepresidencia, perdió de nuevo como candidato para el Senado de los Estados Unidos ,y por último, ¡fue elegido presidente! Definitivamente, fue un hombre que supo levantarse cuando la vida lo derribaba. Abraham se negó a perder la esperanza.

Proverbios 29:18 DHH dice: “Donde no hay dirección divina, no hay orden…”. Hay tanta verdad dentro de estas ocho palabras. La desesperanza es una asesina de sueños. Sin esperanza, no puedes tener fe y, sin fe, el mundo es un lugar miserable para vivir.

 

NINGUNA SITUACIÓN ES IMPOSIBLE PARA DIOS

Podemos ver el poder de la redención de Dios incluso en las situaciones más oscuras, desalentadoras y difíciles. La verdad es que cuando todo parecía perdido para Daniel en el foso de los leones, Dios lo salvó. Cuando Sadrac, Mesac y Abed-nego fueron arrojados al horno de fuego, Jesús mismo los liberó. Cuando Dios encontró a un hombre tan controlado por el odio que estaba asesinando a los cristianos, Jesús lo encontró en el camino a Damasco y le cambió el nombre a Pablo y lo transformó en uno de los más grandes héroes de la fe que hayan existido en este planeta.

Las historias sobre la asombrosa capacidad de Dios para redimir cualquier situación o salvar a cualquier persona son interminables. No importa lo que te haya tocado, Dios puede convertir una jugada perdedora en ganadora. No hay nada imposible para Dios. Sea lo que sea que esté pasando en tu vida, recuerda esto: Jesús es un maestro en hacer que pases de fosos a palacios. No importa cuán profundo hayas caído, o cuán grande sea el desastre que hayas hecho con tu vida, Él es capaz de hacer mucho más abundantemente de lo que pides o incluso piensas (Efesios 3:20). ¡Dios se especializa en lo imposible! Si ahora estás de luto, ¡un día cosecharás con alegría! (Salmo 126:5).

EL AMOR PACIENTE DE DIOS

Quiero terminar recordándote que no importa qué montaña estés enfrentando hoy, el amor de Dios permanece a través de todo. El amor de Jesús es duradero; se extiende hasta el final. El amor de Dios te atrapa sin importar cuán profundo hayas caído, te alcanza sin importar cuán rápido corras o te encuentra sin importar cuán bien te hayas escondido. Su amor es mejor que tu peor día, más fuerte que la voluntad más desafiante y más perdonador que tu pecado más cruel. Cuando te rindes, su amor sigue estando contigo y, cuando te caes, su amor te levanta. El amor es valentía para los miedosos, esperanza para los que están desesperados, fuerza para los cansados y riqueza para los pobres. ¡El amor se extiende hasta el final!