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QUÉ HACER CUANDO ÉL/ELLA NO ES VIRGEN

Recibí un correo electrónico de un joven virgen preocupado: un joven afligido por los pecados sexuales del pasado de su pareja. 

Él se encontraba inseguro acerca de si debía o no avanzar en una relación con alguien que tenía un historial sexual.

Su voz es solo una de las de cientos de hombres y mujeres jóvenes que conozco y aconsejo que están estancados por la decepción en sus corazones en cuanto a la pureza sexual no recíproca que afrontan al conocer el historial sexual de su pareja. 

Quizás te encuentres en una situación similar en lo que respecta a la pureza sexual: te has guardado para el matrimonio, pero la persona con la que sales no. 

Está claro que dejar ir el pasado sexual de una pareja continúa siendo un tropiezo para muchos cristianos, lo cual está ilustrado en las confesiones controversiales del libro "Matrimonio real" de Mark y Grace Driscoll. Ellos hablan acerca de su relación bajo la luz pública, además de algunos de sus complejos y dificultades personales, y de los efectos de la sexualidad premarital en su matrimonio. 

Parece ser que el historial sexual es una cuestión que continúa dejando cicatrices profundas y heridas dolorosas aún en nuestra generación moderna donde la virginidad no es siempre la norma.

EL PASADO SEXUAL NO ES LO MÁS IMPORTANTE

A veces como humanos, nos obsesionamos tanto con los detalles que no podemos ver el plano general. Como cristianos, un área que se ha visto afectada de forma negativa por nuestra perspectiva estrecha es el tema de la pureza sexual.

La pureza sexual es indiscutiblemente algo muy importante. Dios no lo hubiera mencionado una y otra vez en las Escrituras si así no lo fuera. Él conoce el dolor y la desolación que el "sexo promiscuo" puede causar en relaciones a corto y largo plazo. He escrito mucho acerca de esta perspectiva en el capítulo ocho titulado Why Sex Matters, "Por qué el sexo importa", en mi libro True Love Dates, "Citas de amor verdadero". Aun como cristianos, debemos recordar que, si bien es una pieza importante del rompecabezas de un matrimonio próspero, de ninguna manera es el factor más importante. 

Si te encuentras estancado a causa del dolor del pasado sexual de tu pareja, o quizás te encuentras atrapado por tu propio pasado, aquí tienes algunas cosas importantes a tener muy en cuenta antes de que tú des el siguiente paso en una relación: 

1. NUESTRO PASADO SEXUAL ES UN INDICIO DE QUIENES FUIMOS Y NO NECESARIAMENTE UN REFLEJO DE QUIENES SOMOS

Cuando estoy aconsejando a parejas jóvenes, por aquí es donde siempre empiezo sin importar el problema. Aunque el pasado de una persona añade mucho a la dinámica de en quién se convierte, el factor más importante a considerar es ¿quién está parado delante de ti hoy? He visto a innumerables parejas jóvenes desaprovechar posibles relaciones sólidas por el hecho de que no podían superar la idea de casarse con alguien que "no era virgen". Por el contrario, he visto relaciones enteras fundadas sobre las bases de la pureza sexual de ambos, cuando había tantos otros desarreglos mucho mayores en la relación que se pasaron por alto y, simplemente, se atenuaron por el hecho de centrarse en la “pureza”. Aquí es donde creo que nuestra tendencia a obsesionarnos por los detalles puede ser devastadora de verdad. 

Más allá del ámbito del pasado sexual, uno debe considerar quién es la persona en el presente. Nosotros servimos a un Dios de gracia y misericordia, que nos arranca de nuestra vieja vida egoísta y nos planta en el suelo de la santidad y la justicia. Para aquellos que tienen una verdadera relación con Jesús, el pasado sexual ya no puede ser el punto que defina sus vidas. Ahora, su relación con Jesucristo los define; una relación que debería desbordar de cada parte de su ser, cultivándolos, santificándolos, llevándolos a la madurez y equipándolos para que sean las personas que Dios los ha llamado a ser. Busca esa relación llena del Espíritu en cada parte de la vida de tu pareja y permite que eso sea la fuente de cada decisión que tomes al momento de establecer los fundamentos de una relación de pareja. La pureza es una condición del corazón, de la mente y del espíritu; es más que un simple título dado por tus atributos físicos. ¿Qué estilo de vida muestra tu pareja tener aquí y ahora?

2. NUESTRA INCAPACIDAD DE PERDONAR EL PASADO SEXUAL DE NUESTRA PAREJA (O EL NUESTRO) PUEDE SEÑALAR UN PROBLEMA DEL CORAZÓN QUE NO TIENE NADA QUE VER CON LA SEXUALIDAD

Una vez escuché decir que alguien que no puede perdonarse a sí mismo por su pasado no está luchando con la culpa, sino con el pecado del orgullo. El orgullo es la voz que nos dice que lo que hemos hecho es un pecado demasiado grande para que la gracia de Dios lo cubra. Como si nuestros pecados fueran más poderosos que la sangre que Jesús derramó. El orgullo también es la raíz de un corazón que no puede perdonar a otros por los pecados que cometieron en su contra. 

Si te encuentras atascado en cuanto al pasado sexual de tu pareja, debes preguntarte a ti mismo si realmente has aceptado y entendido la gracia de Dios sobre tu propia vida. Como la parábola del siervo despiadado, en Mateo capítulo 18, que se le había perdonado una enorme deuda y, aun así, él no pudo perdonar la deuda de su propio siervo. Aunque tu pasado se vea diferente al de tu pareja, la gracia de Dios los ha cubierto a ambos. Si no puedes aprender a amar a tu pareja extendiéndole gracia, entonces la pureza del cuerpo ha tomado más importancia que la pureza del corazón. Si mal no recuerdo, Jesús siempre se fija en el corazón (Juan 8:1-11).

3. NUESTRO PASADO SEXUAL SIEMPRE NOS AFECTARÁ, PERO NO SIEMPRE TIENE QUE ATORMENTARNOS

No quisiera hacerlo sonar como si aquellos que tienen un pasado sexual estarán exentos de todas las consecuencias, porque eso es mentira. Pregúntale a cualquier matrimonio centrado en Cristo en el cual uno o ambos cónyuges hayan incursionado en el mundo de la sexualidad fuera del matrimonio y ellos podrán señalarte las consecuencias de aquel comportamiento en su relación. Aquellos quienes hayamos despertado nuestros deseos sexuales a propósito y con cautela en cualquier medida antes del matrimonio traeremos un componente adicional al matrimonio que sin dudas se añadirá a la lista de "cosas por resolver". Dicho esto, cualquiera que se inicia en el matrimonio trae consigo su propia lista de cosas por resolver, ya sea su pasado sexual, problemas familiares, pecados anteriores, hábitos de gasto, falta de comunicación, y la lista sigue. ¿Quién de nosotros es perfecto en cuanto a la pureza de mente, cuerpo y alma? Aunque estas cosas puedan afectar nuestra relación, está en nosotros si permitimos o no que estas consecuencias traigan bendiciones o problemas a la relación. 

Cuando se trata de la pureza, creo que sería bueno para todos nosotros recordar ver el plano general. No hay duda de que Jesús nos llama a una vida de pureza sexual. Él ama las relaciones y quiere que las iniciemos con la menor carga y dolor posible porque Él conoce las dificultades que surgen cuando dos seres humanos imperfectos se convierten en uno. Con eso en mente, conociendo nuestras imperfecciones y conociendo la naturaleza de nuestra carne, Él nos ama de todos modos, nos acepta una y otra vez, y nos empodera para vivir una vida en santidad y justicia aquí y ahora.

Busca este tipo de pureza en la búsqueda de tus relaciones: la pureza que impregna cada parte de la vida de tu pareja en cuerpo, alma y espíritu; la pureza definida por quienes son en Cristo hoy y no solamente de donde provienen; la pureza que tiene lugar para la gracia, la misericordia y el perdón.

Porque, francamente, esas son las cualidades que necesitarás desesperadamente en el matrimonio más que cualquier otro rasgo.

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