Moral Revolution

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QUÉ HACER CUANDO EL TIEMPO NO ESTÁ SANANDO TUS HERIDAS

¿Es posible atravesar el dolor y salir del otro lado realmente bien? Sí. ¿Es fácil? No. ¿Vale la pena? Claro que sí. Jesús dijo: “Dichosos los que lloran, porque serán consolados” (Mateo 5:4 NVI). En otras palabras, llorar es necesario; es el proceso que conduce a la plenitud. Sin embargo, muchos cristianos tienen miedo del dolor y creen que la única responsabilidad que tienen es animar a las personas. En consecuencia, las personas heridas mantienen su dolor bajo llave en lugar de enfrentarlo. Esto lleva a una vida de agonía sin resolver. Como hijos de Dios, nosotros debemos aprender a desprendernos del dolor (no a ocultarlo), para que podamos llegar a ser personas sanas y plenas que viven vidas alegres. Así que miremos algunos pasos prácticos para desprendernos del dolor.

 

1. PERDONA A QUIENES QUE TE CAUSARON DOLOR

El perdón termina la esclavitud y te da la libertad para comenzar a vivir en paz. Hay algunas cosas que debes saber sobre el perdón. En primer lugar, el perdón es un acto de tu voluntad, no una manifestación de tu deseo. En otras palabras, el perdón no tiene que sentirse bien. Segundo, perdonar a alguien no te impide experimentar dolor cuando estás cerca de esa persona que te causó dolor ni significa que tengas que confiar en esa persona. El perdón tan solo significa que ya no quieres castigar a la persona.

 

2. CAMBIA LA FORMA EN QUE PIENSAS SOBRE EL DOLOR

Uno de los mayores conceptos equivocados que las personas tienen sobre el dolor es que el tiempo sana. ¡Esto no podría estar más lejos de la verdad! Si el tiempo sanara, las personas en prisión serían las personas más plenas del mundo. En el transcurso de muchas pruebas y tribulaciones, yo he aprendido el valor de encontrar gozo en el proceso de mi dolor y el valor de enfocarme en el resultado. El gozo, o la promesa de gozo, te da la capacidad de enfrentar esas circunstancias que son aparentemente imposibles y te ayuda a prosperar cuando la vida es dura. Es fundamental que cambies la forma en que piensas acerca de las pruebas, el dolor y la perseverancia, para que el gozo del Señor se convierta en tu fuerza en las épocas difíciles de tu vida.

 

3. PERMÍTETE LAMENTAR

Al contrario de la opinión popular, lamentarse no es sentarse en una habitación oscura pensando en tu agonía hasta que te enojes y sientas abrumado. Esto puede ser parte de tu proceso, pero para nada es el final. El proceso de lamento que lleva a la plenitud tiene un principio y un final. Como lo harías en un funeral, tú experimentas dolor mientras hablas de la pérdida, pero las lágrimas tienden a quitar tu dolor mientras procesas tus recuerdos y cuentas tu historia. Permite que el proceso de lamento siga su curso y te guíe hacia la plenitud.

 

4. EXAMINA TUS PENSAMIENTOS PERTURBADORES

A veces, durante el proceso de salir del dolor, tú te angustias tanto que tus pensamientos son como niños perturbadores discutiendo con sus hermanos. El ruido y la confusión pueden ser tales que es casi imposible concentrarse en la voz de Dios. Esto a menudo hace que te sientas solo y asustado. En momentos como este, es necesario tratar individualmente cada pensamiento molesto. Separa tus pensamientos perturbadores y entrevístalos uno a uno. Este paso es a menudo el más desafiante porque requiere que profundices en tus problemas de raíz, pero enfrentar tu dolor sin rodeos es la única manera de encontrar la verdadera determinación y, al final, salir del dolor.

 

5.FORTALECE TUS PARTES ROTAS

Si te has pasado reprimido toda tu vida porque tienes miedo de ser rechazado y herido, entonces te sugiero que leas un buen libro sobre límites. También podría ser conveniente escuchar alguna enseñanza sobre cómo comunicar tus sentimientos. Expresa con tus palabras lo que está pasando dentro de ti. De esta manera, tú puedes convertirte en una persona poderosa en cada área de la vida.

 

6. REGULA TU RITMO

Procesar el dolor es muy parecido a levantar pesas. Si levantas pesas todos los días, todo el día, en lugar de hacerte más fuerte, dañarás tu cuerpo hasta el punto de que no pueda hacer nada. De la misma manera, si procesas tu dolor todo el día, todos los días, tendrás lo que llamamos una crisis emocional. Por esto, es esencial que regules tu ritmo. También es importante que, si estás pasando por momentos emocionales o temporadas estresantes, comas saludable, duermas bien, hagas ejercicio a menudo y te diviertas.

VALE LA PENA

Sin tener en cuenta las razones por las que estás herido o estás insensible, la salida es sumergirse. Al hacer esto, tú te convertirás en un maestro en descubrir tu dolor, comunicarte para cerrar y sanar tu alma. ¡Vale la pena pasar por el proceso para que puedas ser libre y entrar plenamente en el gran destino de tu vida! ¡Hoy oro para que, dondequiera que estés en tu proceso de dolor, encuentres consuelo en la voz del Padre amoroso, que te tira a sus brazos y declara fuerza y verdad sobre ti!

Artículo publicado originalmente en krisvallotton.com

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